El color del travertino depende principalmente de la variedad de posición sedimentaria y del tipo de óxidos que haya incorporado y, por tanto, puede ir desde el blanco lechoso al avellana, pasando por diversas tonalidades cromáticas de amarillo e incluso rojo. Es más o menos compacto con una estratificación evidente, las huellas fósiles no son raras y se caracteriza por una estructura porosa, vacuolar y cavernosa, en gran parte debido a las cavidades que dejan las plantas de las cuencas alimentadas por estas aguas, que, incorporadas por incrustaciones calcáreas, luego desaparecieron por descomposición. Estas cavidades, durante el trabajado, se rellenarán, nivelarán y uniformarán adecuadamente a la superficie de la piedra mediante enlucido.